Te llamo Auxiliadora. He aprendido a llamarte Auxiliadora. He aprendido a quererte y a rezarte. Estoy aquí para ofrecerte lo poco que soy, lo poco que tengo. Madre, Virgen y Auxiliadora, sé tú mi maestra, sé tú mi modelo, para que pueda encontrar en mi vida a Jesús, el fruto bendito de tu vientre, en todo lo que soy, en todo lo que tengo, en esta vida mía. Virgen, Madre y Auxiliadora, pon tu mano sobre mí y enséñame el camino. Amén.
Madre amable de mi vida, Auxiliadora de los cristianos, la gracia que te pido la pongo en tus benditas manos: (Pedir la gracia).
Dios te salve, María...
Santa María, Madre de Dios...
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios. No desatiendas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos siempre de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita.
Dios te salve, María...
Santa María, Madre de Dios...
Tú que vences los errores, consuélanos en los dolores; en nuestras luchas y tentaciones sálvanos, Auxiliadora, Reina de nuestros corazones.
Dios te salve, María...
Santa María, Madre de Dios...
Madre Auxiliadora, desde el amor del hijo elevo hacia ti mi obligación, que en mi vida yo acepte la palabra de tu hijo Jesús y la medite en mi corazón. Madre Auxiliadora, derrama sobre mí tus gracias que me permitan superarme y vivir con esperanza e ilusión la vida. Virgen, Madre y Auxiliadora, pon tu mano sobre mí y enséñame el camino que me ha de conducir a encontrar en mi vida a Jesús, el fruto bendito de tu vientre. Amén.
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