lunes, 12 de mayo de 2025

LUNES IV DE PASCUA C


Buenos días. Feliz Pascua. La Palabra de Dios nos dice: “Yo soy el Buen Pastor”, que va delante de nosotros enseñándonos el buen camino. Tenemos que tener cuidado de escuchar su voz que nos salva. Por eso, Pedro en la primera lectura explica que Dios también habla y derrama su Espíritu sobre los no-judíos; también estos son ovejas de su rebaño y quiere que puedan entrar en su redil, a través de Él, que es la puerta. Tengamos cuidado con pensar que por ser católicos y por ir a misa o rezar ya estamos salvados, o que merecemos más que los demás. Dios se reparte para todo el que abre su corazón a sus enseñanzas y convierte su vida para parecerse a Él. Seamos buenos y así tendremos sed del Dios vivo. 



1ª Lectura (Hch 11, 1-18): En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche: «Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos». Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo: «Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: ‘Levántate, Pedro, mata y come’. Yo respondí: ‘De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura’. Pero la voz del cielo habló de nuevo: ‘Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano’. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo. En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: ‘Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa’. En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: ‘Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo’. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?». Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo: «Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».


Salmo responsorial: 41

R/. Mi alma tiene sed de Ti, Dios vivo.

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a Ti, Dios mío; mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada.

Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría, y te daré gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.


Versículo antes del Evangelio (Jn 10, 14): Aleluya. Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Aleluya.


Texto del Evangelio (Jn 10, 1-10): En aquel tiempo, Jesús habló así: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ese es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.
Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».



"Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará" (Jn 10, 1-10)

Señor Jesús ¡qué gusto es encontrar puertas abiertas! ¡Qué suerte saber, además, que Tú eres el Buen Pastor que nos guía y acompaña! ¡Qué privilegio saber y sentir que eres la puerta que nos lleva a la salvación! Hazme encontrarte, hazme descubrirte abierto de par en par, entregado por entero y por amor, también por mí. 

Señor Jesús, si Tú eres la puerta haz que yo no busque otros modos para salvarme que no sean pasar a través de Ti, leer y meditar tu Palabra, vivir mi fe en comunidad, junto a tantos otros enamorados de Ti y de tu proyecto, orar sabiendo que en Ti todo tiene mas sentido y todo queda bien fundamentado.

Señor Jesús, quiero entrar por Ti. Quiero conocer y vivir tus palabras, quiero pronunciarlas y hacerlas vida. Quiero salvarme pero sólo si es en Ti, sabiéndome discípulo tuyo, siempre en camino, confiado y agradecido. 

Haz, Señor Jesús, que atraviese hoy la vida por ti que eres la puerta y la salvación. Que en este Año Jubilar atraviese la puerta santa de la misericordia, la paz y el bien. Y así lo sepa vivir y transmitir siempre…

Así te lo pido. Así sea.









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