Señor, Francisco de Laval fue el primer pastor de la Iglesia en América del Norte que nos guió hacia tu Reino.
Fue testigo de la Buena Nueva de tu Hijo, recorriendo los grandes espacios de este continente, que nos ayudó a caminar juntos siguiendo a Cristo, nuestro Señor.
Hombre de oración y atención a tu misterio, nos enseñó a recibir tu palabra con fidelidad a tu Espíritu. Apóstol de la unidad y la paz, nos inspiró gestos de perdón mutuo, en el respeto a las personas.
Atento a la felicidad de cada familia, que Francisco de Laval nos haga descubrir en tu alianza la fuente y la cumbre de nuestros amores.
Gloria a Ti, Señor, por los siglos de los siglos. Amén.
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