¡Oh Virgen sacrosanta,
la más pura y hermosa!
Tu Concepción dichosa
mi voz ensalzará.
¡Oh cándida azucena,
bellísima y fragante,
desde el primer instante
única pura flor!
¡Oh celebrada Reina
de los eternos cantos,
consuelo de los llantos
del pesaroso Adán!
¡Oh bienhechora estrella
de celestial delicia,
del Sol de la Justicia
vestida en suma luz!
¡Oh antorcha más luciente
que el astro al mediodía,
torrente de alegría
para placer de Dios!
Saldrás consoladora
los valles agraciando,
los cielos alegrando
la frente mostrarás.
Ya los primeros rayos
de luz divina lanzas,
y el iris de esperanzas
el orbe alegre ve.
De pronto, dulce Aurora,
para nacer el vuelo,
y acordes tierra y cielo
tu gloria cantarán.
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