martes, 23 de abril de 2019

NO TE AVERGÜENCES, POBRE ALMA

¿Necesitas para ti alguna gracia, hijo mío? Hazme, si quieres, una lista de lo que necesitas y ven, léela en mi presencia.
Dime francamente si sientes soberbia, amor a la sensualidad y a la vida placentera, que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para librarte de tales miserias.
No te avergüences, pobre alma. ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos santos de primer orden que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad y poco a poco se vieron libres de ellos.

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