lunes, 29 de abril de 2019

MÁXIMAS Y SENTENCIAS ESPIRITUALES

¿De qué sirve ganar el mundo y perder el alma?
Todo se acaba, pero la eternidad no pasa nunca.
Se puede perder todo con tal de que no se pierda a Dios.
Ningún pecado por ligero que sea es pequeño mal.
El que quiera agradar a Dios que se niegue a sí mismo.
Todo lo que se hace por propia satisfacción es perdido.
Para salvarse es preciso temer las caídas.
Todo lo que quiere Dios es santo y perfecto.
El que no desea más que a Dios está siempre contento en cualquier suceso.
El mundo entero no puede satisfacer nuestro corazón, y Dios solo lo contenta.
Todo nuestro bien consiste en amar a Dios, y el amor de Dios consiste en hacer su divina voluntad.
Toda nuestra riqueza está en la oración.
El que es verdaderamente humilde de corazón se complace en verse despreciado.
Para quien piensa en el infierno merecido es ligera toda otra pena.
La verdadera caridad consiste en hacer bien al que nos hace mal.
En las cosas terrenas, escoger lo peor; en las espirituales, lo mejor.
Nunca deja Dios sin premio un buen deseo.
Vida santa y gustos sensuales no pueden estar juntos.
El que confía en sí mismo se pierde; el que confía en Dios todo lo puede.
¿Qué otro mayor gusto puede tener un alma que saber que da gusto a Dios?
Dios se comunica íntimamente con el que todo lo deja por amor.
Todo lo sufre en paz el que contempla a Jesús crucificado.
Es gracia especial que debemos pedir a Dios el tener devoción a su divina Madre.

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