Si manos tienen, que no me toquen.
Si pies tienen, que no me alcancen.
No permitas que me sorprendan por la espalda.
No permitas que mi sangre se derrame.
No permitas que mi muerte sea violenta.
No permitas que la envidia me acabe.
No permitas que pase hambre.
No permitas que viva en la desgracia.
No permitas que cierren mis caminos.
No permitas que la maldad me destruya.
No permitas que mis enemigos me vean caer.
Tú que todo lo conoces, sabes mis pecados, pero también mi fe, no me desampares jamás, san Benito.
Por favor, acompáñame siempre.
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