Buenos días. Hoy martes el evangelio de san Lucas nos muestra la llamada de Cristo a los doce, a los que llamó apóstoles, es decir, los enviados. Y es que Jesús sabe que el evangelio tiene que llegar a todos, por eso san Lucas nos enseña en el evangelio que Cristo se para con un gran grupo de personas que vienen de todas partes para que la fuerza que sale de Él, los cure. San Pablo es consciente de que hemos recibido el bautismo que nos ha regalado la salvación y nos ha llamado a ser también testigos de la resurrección. Hoy el Señor sigue llamando a apóstoles, para que llevemos la fuerza de Dios que cura y salva. Pidamos que seamos un buen cauce que deje actuar su gracia. Seamos buenos, confiemos en Dios y proclamemos su misericordia.
1ª Lectura (Col 2, 6-15): Hermanos: Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, vivid en él, enraizados y edificados sobre él, permaneciendo fuertes en la fe, tal como aprendisteis, y manifestando generosamente vuestro agradecimiento. Vigilad para que nadie os seduzca por medio de vanas filosofías y falacias, fundadas en la tradición de los hombres y en los elementos del mundo, pero no en Cristo. Porque es en Cristo en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud. Por él fuisteis también circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo.
Salmo responsorial: 144
R/. El Señor es bueno con todos.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.
Versículo antes del Evangelio (Jn 15, 16): Aleluya. Yo os he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca. Aleluya.
"Llamó a sus discípulos y escogió de entre ellos a doce, a los que nombró apóstoles" (Lc 6, 12-19)
Señor Jesús, cuando se hace de día sales a nuestro encuentro, nos buscas a cada uno, nos llamas por nuestro nombre, Tú nos conoces bien, y nos escoges para caminar contigo, para sembrar contigo, para sanar contigo, para apasionarnos contigo, para orar contigo, para ser amigos tuyos. Aquí nos tienes una jornada más.
Señor Jesús, como a tus discípulos, también hoy nos llamas a nosotros y nos pides que seamos tus apóstoles, tus enviados, tus manos, tus pies, tus ojos, tus labios... Tú en medio de los nuestros, Tú, Dios con nosotros.
Señor Jesús, envíanos. Estamos dispuestos. Acrecienta nuestra fe, fortalece nuestra esperanza y ensancha nuestra caridad para con todos, especialmente con aquellos que no te conocen o que necesitan razones para seguir esperando.
Señor Jesús, ahora que se hace de día estate cerca, permanece con nosotros y haz que seamos tus apóstoles en medio de la vida cotidiana. Haznos instrumentos de esa paz que el mundo necesita con urgencia, por justicia.
Así te lo pido. Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario