Institución de la Eucaristía: Perdón por los pecados contra la Eucaristía: rutina, indiferencia, desatención, falta de preparación, falta de vida eucarística.
Oración en Getsemaní: Perdón por mis fallos en la oración, desgana, distracciones, abandono en la sequedad.
Sudor de sangre: Perdón por la huida ante el dolor y las dificultades, por no valorar el sufrimiento de Jesucristo, por no acompañarlo en su agonía.
Los apóstoles dormidos: Perdón por la desidia, por la facilidad de apelar al cansancio como excusa, por la indiferencia ante el sufrimiento ajeno.
Prendimiento: Perdón por las faltas contra la justicia, contra la caridad, por el maltrato, ofensas, desconsideración, groserías, desplantes.
Huida de los discípulos: Perdón por mis cobardías, respetos humanos, por no dar testimonio, por no seguir a Cristo hasta el fin.
Juicio del Sanedrín: Perdón por la inclinación a juzgar y condenar, las faltas de misericordia, detracciones, calumnias.
Negaciones de Pedro: Perdón por negar que soy cristiano con palabras, obras, actitudes, silencios culpables.
Noche triste: Perdón por mi falta de compañía y ayuda al triste, al necesitado, al solo, al que sufre.
Juicio de Pilato: Perdón por las condescendencias ante las presiones injustas, ante las comentes de la mayoría, ante los criterios del mundo.
Juicio de la multitud: Perdón por las iras, arrebatos, odios, ataques a las personas.
Jesús pospuesto a Barrabás: Perdón por rebelarme a ser pospuesto, minusvalorado, por el rechazo sistemático de la humillación, por la vanidad, por la soberbia.
Juicio de Herodes: Perdón por no callar cuando debo, por no soportar las injurias o el ridículo; por los desprecios y humillaciones que causo a otros
Flagelación: Perdón por mis desconsideraciones al Cuerpo eucarístico de Cristo y mis irreverencias ante el sagrario.
Corona de espinas: Perdón por los pecados de pensamiento, de deseo, de malas intenciones, por el afán desmedido de coronas de éxito ante un Cristo coronado de espinas.
El rey de burlas: Perdón por las burlas y bromas hirientes, por las críticas y comentarios punzantes.
Ecce homo: Perdón por no considerar ante un Cristo deshecho en el cuerpo y en la fama la gravedad del pecado.
Lavatorio de manos: Perdón por los pecados de hipocresía, por los disimulos culpables.
Sentencia de cruz: Perdón por no reaccionar ante las injusticias personales o sociales, y hacerlo en seguida cuando van contra nosotros.
Cruz a cuestas: Perdón por la huida sistemática de cualquier cruz, olvidado de su sentido redentor y santificador.
El cirineo: Perdón por no compartir el peso que soportan mis hermanos, sin ver en ello el privilegio de participar en la cruz de Cristo.
Caídas: Perdón por las continuas caídas de las que no me levanto de inmediato o lo hago sin afán de enmienda, por los propósitos quebrantados, por la facilidad de desistir y abandonar el buen empeño, por olvidar la llamada continua de Dios a caminar hacia la santidad.
Mujeres de Jerusalén: Perdón por no ser solidarios y compasivos con los males del mundo.
Expolio: Perdón por los pecados de impureza en pensamientos, miradas, curiosidad, en palabras y obras; por las faltas de pudor, por las concesiones a modas y costumbres inmorales, por admitir fácilmente la permisividad del mundo.
Crucifixión: Perdón por las infidelidades a las obligaciones de todo género, por las negligencias en el cumplimiento del deber.
Levantado en cruz: Perdón por las faltas de dolor, arrepentimiento de los pecados y firme propósito de enmienda.
Reparto de las vestiduras: Perdón por la codicia, por la falta de respeto a lo ajeno.
«Padre, perdónalos...»: Perdón por los rencores y mi resistencia a perdonar las ofensas.
Perdón al ladrón: Perdón por la dureza en reconocerme culpable, por no acudir a recibir el perdón, por las negligencias en el sacramento de la penitencia.
«Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»: Perdón por mi deserción y abandono en la desolación y en la oscuridad de las tribulaciones.
María al pie de la cruz: Perdón por las faltas a la fidelidad y testimonio cristiano, por no tomar en serio el compromiso de la fe.
«He ahí a tu Madre»: Perdón por la falta de una intensa devoción mariana y su irradiación a los demás.
«Tengo sed»: Perdón por el olvido de las obras de misericordia, por las inmortificaciones, especialmente en comida y bebida.
Hiel y vinagre: Perdón por amargar a otros con mis palabras y obras, por las frases hirientes.
«Todo lo he cumplido»: Perdón por no buscar con empeño la voluntad de Dios, por el olvido de nuestra vocación y de la misión que el Señor nos asigna en este mundo.
Muerte: Perdón por no morir al amor propio, por no hacer muerte en mí a través del vencimiento y olvido de mí mismo.
Lanzada: Perdón por esos pecados que hieren más el Corazón de Cristo y de su Iglesia.
Sangre y agua: Perdón por la poca estima de la vida sacramental, por no valorar mi condición de bautizado y ser fiel a sus consecuencias.
«Pietá»: Perdón por no unirme a María en su dolor, ni ser su consuelo con una entrega total.
Sepultura: Ante un Cristo aniquilado y vencido, aparece en terrible contraste nuestra soberbia, altanería, autosuficiencia y orgullo.
Por todo esto y mucho más... Perdón, Señor, perdón... Y ayúdame a entender que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador... Amén.
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