Oh Dios, que con misericordia devolviste al beato Antonio a la luz de la verdad; te pedimos que, siguiendo el ejemplo de sus sufrimientos, negándonos a nosotros mismos, te amemos siempre sobre todas las cosas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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