Buenos días. Las lecturas de hoy nos dan una enseñanza para vivir la felicidad: el que se humilla será enaltecido y el que se enaltece será humillado. El Señor nos muestra el camino de la humildad, lo que hagamos por los demás no debe ser por esperar recompensa sino por amor. Dios pide que nuestro corazón viva la alegría de servir sin esperar nada a cambio. Seamos buenos y confiemos en Dios, que nos dará la auténtica salvación.
1ª Lectura (Is 1, 10.16-20): Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. «Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda. Venid entonces, y discutiremos —dice el Señor—. Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana. Si sabéis obedecer, comeréis de los frutos de la tierra; si rehusáis y os rebeláis, os devorará la espada. Ha hablado la boca del Señor».
Salmo responsorial: 49
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí. Pero no aceptaré un becerro de tu casa, ni un cabrito de tus rebaños.
¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?
Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara. El que me ofrece acción de gracias, ese me honra; al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios».
Versículo antes del Evangelio (Ez 18, 31): Echad lejos de vosotros todas vuestras prevaricaciones, dice el Señor, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo.
"El que se humilla será enaltecido" (Mt 23, 1-12)
Humilde, Señor Jesús, humilde me gustaría ser. Humilde en el ser, humilde en el sentir, humilde en el razonar, humilde en el mirar, humilde en el hablar, humilde en el comportarme. Humilde en el perdonar y en el acoger el perdón.
Humilde, Señor Jesús, humilde necesito ser. Humilde en el proponer cosas, humilde en el escuchar con atención, humilde en el aceptar la corrección fraterna, humilde en el caminar acompañado, humilde en el saberme en construcción. Humilde en el servir siempre más.
Humilde, Señor Jesús, humilde para que Tú me enaltezcas. Humilde para saber qué se siente al ser pequeño, humilde para que en Ti encuentre toda mi riqueza, humilde para gustar internamente cuanto para mí eres. Humilde para humildemente reconocerte una mañana más como el Señor de mi vida.
Así lo deseo. Así lo necesito. Así sea.
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