Oh María, ten piedad de las almas que esperan la purificación de sus pecados en el sufrimiento y no tienen a nadie en la tierra que piense y ore por ellas.
Oh buena Madre de Jesús y Madre nuestra, inspira en muchos cristianos caritativos el pensamiento de orar por ellas, y busca en tu Corazón materno los caminos para aliviarlas.
Oh Madre del auxilio perpetuo, ten piedad de las almas más abandonadas del Purgatorio.
Jesús misericordioso, concédeles el descanso eterno y lleva a estas almas al Paraíso. Amén.
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