Teresa de los Andes, que de la mano de María te convertiste en una joven enamorada de Jesucristo, eres modelo de santidad y camino de perfección para la Iglesia.
Tú supiste reír, amar, jugar y servir. Tú fuiste fuerte para asumir el dolor y generosa para amar. Tú supiste contemplar a Dios en las cosas sencillas de la vida.
Muéstranos el amor del Padre para vivir la amistad en la familia. Ayuda a los débiles y a los tristes, para que el Espíritu los anime en la esperanza. Intercede por nosotros y pídenos el amor y la paz.
Teresa de los Andes, hija predilecta de la Iglesia chilena, religiosa del Carmelo, amiga de los jóvenes y servidora de los pobres, ruega por nosotros cada día. Amén.
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