martes, 6 de julio de 2021

VIDA Y ORACIÓN A SANTA MARÍA GORETTI

Santa María Goretti

(Corinaldo, Ancona, 1890 - Nettuno, 1902) Joven italiana que fue canonizada por la virtud de su vida y por haber muerto mártir por conservar su pureza. Su familia, cristiana y muy humilde, vivía de la práctica de la agricultura en una pequeña propiedad que poseía en su localidad natal.


La precariedad económica de sus padres motivó que tuvieran que emigrar en varias ocasiones, hasta asentarse, en régimen de colonato, en las cenagosas tierras de Ferriere di Conta. Muy poco tiempo después, su padre moría víctima de la malaria. Nada más tener edad para ello, María Goretti tuvo que trabajar en las tareas agrícolas y domésticas para ayudar a su madre en el mantenimiento de sus cuatro hermanos.

Pese a no relacionarse con ningún joven de su edad, pues no acudía a la escuela y dedicaba al trabajo todas las horas del día, Alejandro Serenelli, aparcero que vivía en la hacienda en que residía la familia Goretti, fijó sus ojos en María con propósitos deshonestos. En varias ocasiones rechazó sus asaltos, pero en el último de ellos, su forzador le clavó repetidas veces en el vientre un hierro, dejándola mortalmente herida.

María Goretti falleció el 5 de julio de 1902 en un hospital de la cercana localidad de Nettuno, tras perdonar a su asesino e invocar a la Virgen María. Fue beatificada en 1947 y canonizada tres años después por el papa Pío XII. Su festividad se conmemora el 6 de julio.

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¡Oh Santa María Goretti, quien, fortalecida por la gracia de Dios, no dudó ni siquiera a los doce años en derramar su sangre y sacrificar la vida misma para defender su pureza virginal, mira con benevolencia a la infeliz raza humana que se ha desviado lejos de la senda de la salvación eterna. Enséñanos a todos, y especialmente a los jóvenes, con qué valor y prontitud debemos huir por amor a Jesús de todo aquello que pueda ofenderle o manchar nuestras almas con el pecado. Obtén para nosotros de nuestro Señor la victoria en la tentación, el consuelo en los dolores de la vida, y la gracia que te rogamos fervientemente (aquí mencione su intención), para que podamos algún día gozar contigo de la gloria imperecedera del Cielo. Amén.


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