Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 31-35
"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra" (Mc 3, 31-35)
Señor Jesús, uno echa un vistazo a las noticias y a los informativos, se asoma a la realidad de muchos rincones del planeta, se pasea por su ciudad y observa a mucha gente, demasiada gente que no parece ser familia de nadie. Nadie piensa que serán la madre y los hermanos de alguien. Y, por supuesto, su madre y sus hermanos.
Señor Jesús, la humanidad sobrevive sedienta de poder vivir en paz, de que haya medios y bienes para todos, de que los seres humanos seamos familiares entre nosotros, sin más razón de parentesco que el hecho de que nos has creado y estamos hechos para el bien.
Señor Jesús, tu Palabra hoy nos recuerda que lo que nos hace hermanos, madres y padres… familiares tuyos en definitiva, no es nuestro lugar de nacimiento, ni nuestra raza, ni nuestros acentos al hablar, ni nuestras costumbres, sino sólo escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica, es decir, amar sin medida ni condiciones, ser misericordia con los que nos rodean, tener tu mismo modo de proceder, sanar en tu nombre y practicar la justicia que restituye dignidades.
Por eso hoy, Señor Jesús, nos presentamos ante Ti con lo que somos y te pedimos que aquello que escuchamos en tu palabra lo pongamos por obra sin demasiadas traducciones y adaptaciones. Haznos mujeres y hombres de Palabra en nuestro obrar.
Así te lo pido. Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario