Señor, esperanza y vida mía, recibe mi corazón, mi libertad, mi voluntad y todo mi obrar y mi pensar.
Te entrego, Señor, todo lo mío; ofrezco a tus pies todo mi ser, recíbelo, te lo ruego, yo que no merezco nada de Ti.
Ilumina mi corazón para que no te ofenda jamás. Fortalece mi espíritu para que nunca se aparte de tu rostro, para que no me separe de Ti. Amén.
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