Oh dulce Santa Inés, yo sinceramente imploro tu misericordia y me encomiendo a tus oraciones. Oh noble virgen, que despreciaste todas las cosas de la Tierra y preferiste el amor de Cristo a la gloria del mundo. Le diste la bienvenida a la muerte, mientras los santos ángeles estaban esperando tu alma para otorgarte los placeres del Paraíso, donde, adornada con la palma del martirio, llegaste a las bodas de tu Esposo celestial. Yo también le busco, dígnate interceder por mí para que Él me conceda la salud de la mente y del cuerpo, refrenar las tentaciones del diablo, extinguir los deseos de la carne, darme tiempo para el verdadero arrepentimiento y enmendar mi vida, concederme el perdón de todos mis pecados, junto con las gracias para alcanzar un buen fin y una muerte feliz. Amén.
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