Oh Dios, que has mirado con agrado a los corazones de aquellos que te han servido con fidelidad en este mundo, te pedimos que, por la intercesión de san Severino de Nórico, a quien favoreciste, entre otras cosas, con el don de la profecía y de la sanación, que abras nuestros corazones a Ti.
Y a ti, san Severino, ruega por nosotros para que Dios pueda concedernos el don del verdadero conocimiento de la Fe.
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