Dios de bendiciones abundantes, hiciste que santa Inés de Praga fuera muy rica y libremente usó estos dones para ayudar al pobre. Financió un hospital, un monasterio franciscano y un convento de las Clarisas. Nunca se consideró superior a los demás, incluso luego de convertirse en abadesa, cocinaba para sus hermanas y cosía las ropas de los leprosos. Ayúdame a crecer en tu propia generosidad. Enséñame a ser un dador alegre al compartir lo que Tú me has dado. Bendíceme con tu Espíritu de gozo al servir a aquellos que el mundo declara como inútiles. Ayúdame siempre a verme como instrumento de tu gracia. Amén.
Santa Inés de Praga, ruega por mí.
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