Nació en el seno de una antigua familia cristiana y se crió en un orfanato católico. A los dieciocho años contrajo matrimonio con un hombre violento, que la hizo sufrir mucho. Ella lo soportó con gran paciencia y lo atendió con delicadeza y amor en su enfermedad. Cuando quedó viuda, el obispo le propuso que se dedicara a la catequesis y a la instrucción de las muchachas jóvenes convertidas por san Augusto Chapdelaine, apostolado que ejerció con gran fervor y celo. Por esto fue arrestada, la presionaron inútilmente con amenazas y halagos para que apostatara, la encarcelaron y torturaron y, condenada a morir enjaulada, fue ejecutada a la edad de treinta años, el 1 de marzo de 1856, en la ciudad de Xilinxian, provincia de Guangxi en China. Juan Pablo II la canonizó, en un grupo de 120 mártires de China encabezados por san Agustín Zhao Rong, el 1 de octubre del año 2000.
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