Te pedimos, santa Rafka, que difundas verdadera alegría en nuestro mundo que sufre, consuela a las personas tristes, hazlas felices y cariñosas, enséñanos a orar con fe en Jesucristo y a vivir nuestra vida en paz. La medicina fue incapaz de curarte, así que sana a los enfermos soportando el dolor y compartiendo con Jesucristo el Misterio de la Redención. Te pedimos que enjuagues sus lágrimas; para curar a los enfermos llena el corazón de las personas con alegría y amor; haznos seguir tus pasos y virtudes para glorificar contigo a la Virgen María, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
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