¡Dios salve a las ánimas cristianas! Jesucristo, que nos redimió con su preciosa Sangre, tenga por bien librarlos de sus penas y darles lugar y asiento entre los coros de los ángeles, donde se acuerden de nosotros y supliquen a Dios que nos lleven junto a Él para ser coronados en el Cielo. Amén.


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