viernes, 14 de noviembre de 2025

VIERNES 32º T.O. C


Buenos días. Es viernes y recordamos hoy las maravillas que Dios ha creado, y nos preguntan las lecturas por qué no somos capaces de descubrir a Dios en lo sencillo. Por eso, en el evangelio, Jesús explica que los hombres, en tiempos de Noé y Lot, vivían sus vidas, pero no descubrieron la profundidad de Dios, y sus vidas se apartaron de Él. Hoy nos invita Jesús a encontrar la Verdad de Dios, convirtiéndonos y siendo capaces de amar con sinceridad y entrega al Dios creador de todo. Seamos buenos, confiemos en Dios y proclamemos sus maravillas en nuestra vida.



Texto del Evangelio (Lc 17, 26-37): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».





“Sucederá también en los días en que venga el Hijo del hombre” (Lc 17, 26-37)

Señor Jesús, termina la semana. Estamos orgullosos y agotados, contentos por un lado y preocupados por otro. Necesitamos una inyección de optimismo, de buena onda, de alegría, de ánimo compartido. Pero tu Evangelio de hoy… estas palabras tan duras, tan de final. 

Señor Jesús, aunque las lecturas del final del año litúrgico nos sitúan en el final del mundo, en ese ambiente apocalíptico, y aunque a nuestro alrededor estamos contemplando escenas que nos gustaría que jamás hubieran visto nuestros ojos (guerras que no terminan, corrupción, deterioro de la convivencia, crispación política, pobreza…), nosotros hoy queremos mirar al horizonte, renovar la esperanza, esa que no defrauda; nos adelantamos un poco y nos conectamos a la dinámica de adviento que en dos semanas iniciaremos. 

¡Entiéndenos! Necesitamos luz para seguir caminando. Y sabemos, Señor Jesús,  que si pretendemos guardar la vida la perderemos y que si la entregamos la ganaremos, por eso andamos regalando vida a raudales en casa, en la escuela, en el trabajo, en la comunidad... 

Y por eso hoy te digo:

- dame sentido del humor

- dame motivos para el optimismo

- dame la capacidad de dibujar horizontes

- dame el don de mirar con misericordia

- dame la capacidad de abrazar como Tú

- dame la fuerza para echarme a la espalda lo que pese

- dame la sencillez para seguir sonriendo

- dame la grandeza de ser pequeños

- dame el don de ser hija e hijo del Padre.

Señor Jesús, gracias una jornada más por renovar tu alianza con nosotros. Gracias por queremos tanto. Estate con nosotros.

Así te lo pido. Así sea.





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