Buenos días. Es viernes, día de mirar nuestra semana y descubrir cómo mejorar. Por eso, las lecturas de hoy nos presentan una cualidad, la astucia. Jesús alaba la astucia del administrador infiel para proceder con los asuntos terrenales, invitándonos a ser también nosotros inteligentes para saber qué deberíamos hacer para el bien. Tenemos un modelo de comportamiento que san Pablo alaba, nos explica que si de algo tiene que gloriarse es de la sabiduría de Dios, que le ha llevado a servir de guía a los que no conocían a Cristo. Seamos nosotros astutos para escoger a Cristo, cuya sabiduría es infinita. Seamos buenos y confiemos en Dios, su victoria ha llegado hasta el confín de la Tierra.
Texto del Evangelio (Lc 16, 1-8): En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.
Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.
El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».
Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado. Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas, a ponerlas al servicio de los demás, de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.
Que mi astucia y habilidad no se vuelque en alcanzar mis caprichos y busque el crecimiento de los más pequeños y pobres.
Que mi inteligencia no sirva para justificar mis errores, y me ayude a crecer en sinceridad y humanidad.
Que mi creatividad no sea egoísta ni aprovechada y abra nuevos caminos para la generosidad y el amor.
Que mi talento no se centre en perseguir mi bienestar y trabaje para construir el bien común y la paz.
Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado. Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas, a ponerlas al servicio de los hermanos, de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz. Ayúdame para que a través de mi habilidad consiga la Santidad.
Así te lo pido. Así sea.

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