Oh Dios, que por celestial inspiración te dignaste llamar a tu confesor el bienaventurado san Félix desde el yermo al cargo de redimir cautivos, te suplicamos que, por su intercesión, y liberados por tu gracia de la cautividad de nuestros pecados, podamos llegar a la Patria celestial. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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