Madre mía, que estás en los cielos,
envía consuelo a mi corazón,
y cuando triste llorando te llame
tu mano derrame feliz bendición.
Luna bella de eternos fulgores,
manojo de flores de aroma inmortal,
embalsame mi pecho tu ambiente,
y alumbre mi mente tu luz celestial.
Madre mía, que estás en los cielos,
envía consuelo a mi corazón,
y cuando triste llorando te llame
tu mano derrame feliz bendición.
En Ti sola abrigué confianza,
toda mi esperanza la puse yo en Ti,
siempre, oh María, tu amparo reciba
en tanto que viva amándote a Ti.
Madre mía, que estás en los cielos,
envía consuelo a mi corazón,
y cuando triste llorando te llame
tu mano derrame feliz bendición.
A tus manos, oh Madre, me llego,
recógeme luego contigo a vivir,
que del mundo la gloria he dejado,
y estoy empeñado a Cristo seguir.
Madre mía, que estás en los cielos,
envía consuelo a mi corazón,
y cuando triste llorando te llame
tu mano derrame feliz bendición
Mientras dure en el mundo mi vida,
Tú, Madre querida, mi vida serás,
y olvidando del mundo las glorias,
tus duces memorias querré nada más.
Madre mía, que estás en los cielos,
envía consuelo a mi corazón,
y cuando triste llorando te llame
tu mano derrame feliz bendición.
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