viernes, 8 de octubre de 2021

MARTIRIO DE SANTA REPARADA

Santa Reparata nació presumiblemente entre los años 234 y 238 en la Arquidiócesis de Cesarea de Palestina, en el antiguo Reino de Jerusalén. A los doce o quince años de edad (en 250 o 251), Reparata fue acusada de ser cristiana y obligada a comparecer ante el prefecto de su ciudad (otras versiones sostienen que compareció ante el propio emperador Decio). El prefecto, inicialmente reacio a torturar a una niña por temor a la mala publicidad que aquello pudiese reportarle, trató de convencerla de renegar de Cristo y, en su lugar, ofrecer sacrificios a los dioses paganos, a lo que la santa, pese a su corta edad y a las amenazas de sufrir tormento, se negó con vehemencia. Reparata fue entonces sometida a diversas torturas, entre las que se incluyeron ser azotada, quemada (se dice que una lluvia la salvó), martirizada con pinzas de hierro y obligada a beber brea hirviendo. Finalmente, la joven fue arrojada a un horno repleto de carbones encendidos. El prefecto trató de convencer a Reparata de abjurar del cristianismo, pero la joven se negó una vez más y empezó a cantar en el interior del horno sin mostrar el más leve síntoma de dolor. El prefecto, quien debía elegir entre ganar mala reputación ejecutando a una niña o desobedecer al César y perder su puesto, tomó la decisión de mandar decapitar a Reparata,​ quien cuando fue sacada del horno no presentó lesión alguna. La santa siguió cantando mientras era conducida al lugar de ejecución y hasta el momento en que el verdugo le cortó la cabeza, afirmándose que los testigos vieron cómo el alma de Reparata abandonaba su cuerpo en forma de paloma.​ Escritos posteriores sostienen que su cadáver fue depositado en una barca y conducido gracias al aliento de los ángeles hasta la Bahía de los Ángeles, en Niza.
La Santa en el honoro. Tabla gótica de Bernardino Daddi (s.XIV). Florencia, Italia.



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