miércoles, 1 de diciembre de 2021

MARTIRIO DE SAN EDMUNDO CAMPION, SAN RODOLFO BRIANT Y SAN ALEJANDRO SHERWIN


Después de la publicación de "Las Diez Razones" en junio de 1581, el padre Edmundo Campion fue acusado de conspiración política. Fue arrestado y conducido a la prisión de la Torre de Londres, donde fue torturado en el potro durante muchos días. Fue juzgado por los falsos cargos de haber conspirado contra la vida de la reina, de haber instigado una invasión del país por parte de fuerzas extranjeras y de haber entrado en Inglaterra con la intención de fomentar una rebelión de apoyo a los invasores. Por ello fue condenado a muerte.
El 1° de diciembre de 1581 san Edmundo Campion sufre el martirio, en compañía de san Alejandro Briant y de san Rodolfo Sherwin. Lo sacan de la Torre. Está lloviendo. Ha llovido durante varios días. Una gran multitud se ha agolpado a las puertas. San Edmundo, con una sonrisa, los saluda a todos. “Que Dios os salve, caballeros, y os haga buenos católicos”. Lo atan a una rastra tirada por un caballo. A él y a Briant los arrastran lentamente por la lluvia y el barro, hasta llegar a Tyburn. Al pasar por el Arco de Newgate ve una imagen de la Virgen María, que se ha salvado de los martillazos, y la saluda cariñosamente. En el camino un católico le enjuga el rostro, salpicado de lodo y suciedad. San Edmundo le dijo: “Dios te premie y te bendiga”.

En Tyburn, san Edmundo sube a la carreta instalada bajo la horca. Él mismo se pone la soga alrededor del cuello. Entonces, pide utilizar el derecho que le otorga la ley, decir unas palabras. “Soy inocente de las traiciones que me han acusado. Soy católico y sacerdote de la Compañía de Jesús. En esta fe he vivido y en ella quiero morir”. Entonces le gritan que pida perdón a la reina.”¿En qué la he ofendido? Soy inocente. He rezado y rezo mucho por ella”. Un cortesano le exige que diga por cuál reina reza. “Por Isabel, vuestra reina y la mía, a la que deseo un largo reinado, tranquilo y feliz”. De inmediato dan orden de retirar la carreta que está bajo sus pies. Y san Edmundo queda colgando. Inconsciente,  cortan la cuerda que lo ata y el carnicero le corta las partes inferiores, le arranca los intestinos y el corazón y los quema en su presencia; después le corta la cabeza y lo descuartiza. Entre los presentes, en primera línea, está Enrique Walpole, un joven de familia católica, pero inclinado a la reforma. Tan cerca está, que un poco de sangre le salpica el abrigo cuando el carnicero arranca las entrañas de Campion y las arroja al caldero de agua hirviendo. Enrique Walpole se conmovió profundamente. Tanto que decidió, poco después, cruzar el mar y ordenarse sacerdote en la Compañía de Jesús. Trece años más tarde morirá del mismo modo que San Edmundo, en el cadalso de York.

Rodolfo Sherwin fue arrestado y trasladado a la Torre de Londres. Se le torturó brutalmente en el potro para que delatase a otros misioneros y dijese lo que sabía sobre una hipotética invasión a Irlanda. Los verdugos le dejaron tirado sobre la nieve y, al día siguiente volvieron a torturarle. El beato contó a su hermano que, después de la tortura, había pasado cinco días en el calabozo sin comer ni hablar con nadie. "Fue como un sueño ante el Salvador crucificado. Al cabo de ese espacio de tiempo recuperé el sentido, pero no experimenté dolor alguno en las coyunturas, por más que el tormento había sido extremadamente violento". Los perseguidores ofrecieron al P. Rodolfo el gobierno de una sede, si apostataba. Después de más de un año de prisión, fue juzgado con Edmundo Campion y otros más, acusado de haber ido a Inglaterra a provocar una rebelión. El santo hizo notar a sus jueces: "La razón por la que se nos juzga es la religión, no la traición." Fue ejecutado después de Edmundo Campion. En el cadalso protestó que era inocente de toda traición, profesó la fe católica y oró por la reina. La multitud oraba en voz alta cuando fue ejecutado. Tenía entonces 31 años de edad.


El padre Alexander Briant 
fue igualmente arrestado por una falsa acusación de querer provocar junto a sus compañeros jesuitas una revolución en Inglaterra. Conducido a la Torre de Londres, le tuvieron casi en ayunas durante seis días en la prisión de Counter y, después, le trasladaron a la Torre de Londres. Para que delatase al P. Persons o se comprometiese a sí mismo, los verdugos le encajaron agujas entre las uñas y la carne. Fue el único mártir de esa época a quien consta que se torturó en esa forma. Como ello no diese resultado, le encerraron durante una semana en una celda helada del sótano de la Torre y después le torturaron durante dos días en el potro, hasta el límite de lo posible. El encargado de manejar el potro, un tal Norton, declaró que el P. Briant había sido "torturado más que cualquier otro". El hecho produjo tal escándalo, que las autoridades se vieron obligadas a encarcelar algunos días a Norton para calmar a la opinión pública.
El P. Briant fue juzgado en Westminster Hall, junto con el Beato Tomás Ford y otros, al día siguiente del juicio de Campion y Sherwin y por "los mismos motivos". El santo se presentó en la sala del tribunal con la tonsura para manifestar que era sacerdote y llevando en la mano una cruz hecha con trozos de un cuchillo de madera, en la cual había dibujado con carbón la figura de Cristo. A pesar de lo que había sufrido, conservaba una actitud de serenidad, inocencia y bondad casi angelicales. Fue ejecutado en Tyburn el 1 de diciembre de 1581, después de los santos Edmundo Campion y Rodolfo Sherwin. Tenía solo 25 años y su muerte fue muy cruel, pues al estar la cuerda mal colocada, no se desnucó, sino que permaneció suspendido de la mandíbula y debió ser rematado. Probablemente fue despedazado todavía vivo.


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