En prisión, Pedro Pascual se la jugó: Empezó a catequizar e instruir a los cristianos cautivos, animándolos y mostrándoles la fe, e incluso celebrando la Misa en la clandestinidad –se dice que una vez Cristo niño le hizo de monaguillo–. Solo eso era motivo suficiente para ser condenado a muerte. A esa labor se sumó el celo del santo por combatir las enseñanzas proselitistas de los carceleros musulmanes, empeñados en convertir a su religión a los cautivos, por lo que llegó a escribir en prisión una obra apologética llamada Impugnación de la secta de Mahoma. Nunca se arredró y mostró siempre una fe muy combativa y muy fuerte. Durante su cautiverio, los cristianos del otro lado reunieron limosnas para liberarle, pero hasta en dos ocasiones rechazó esa oportunidad y se la cedió a otros dos compañeros de prisión. Finalmente, murió decapitado, de rodillas ante el altar, el 6 de diciembre de 1300, después de haber sido sorprendido celebrando la Eucaristía.
lunes, 6 de diciembre de 2021
SAN PEDRO PASCUAL, MÁRTIR
En 1296 el Papa Bonifacio VIII puso al frente de la diócesis andaluza a Pedro Pascual. El santo comenzó a recorrer toda su diócesis para fortalecer la fe de quienes durante tantos años habían estado sometidos al islam. Sin embargo, no pudo hacerlo durante mucho tiempo, porque al año siguiente cayó preso en una emboscada de los sarracenos, que lo enviaron a Granada a las mazmorras. Comenzó para él la que sin duda fue la etapa más fecunda de su vida, a pesar de que tuviera que vivirla entre rejas.
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