“Virgen María, profesamos de corazón la
doctrina de la Iglesia
Católica, según la cual Tú fuiste predestinada en el decreto mismo
de la encarnación del Hijo de Dios, para estar estrechamente unida
a Jesucristo en la obra de la Salvación.
Católica, según la cual Tú fuiste predestinada en el decreto mismo
de la encarnación del Hijo de Dios, para estar estrechamente unida
a Jesucristo en la obra de la Salvación.
“Creemos que Tú, elegida desde la eternidad para Madre de
Jesucristo, fuiste también, como Madre suya, amada por Dios con
amor único, y adornada y enriquecida con privilegios y dones del
todo singulares.
“Confesamos, oh María, que fuiste llena de gracia, colmada de
bendiciones sobre todas las mujeres, nunca sujeta al pecado, como
redimida por Cristo con redención eminente y singularísima.
“Creemos firmemente que eres Inmaculada desde el primer
instante de tu Concepción; libre de toda culpa personal hasta la más
leve, y sin el más pequeño desorden que te inclinase al pecado.
“Confesamos, Virgen María, que el Hijo de Dios, por obra del
Espíritu Santo, se encarnó en tu seno, tomando de Ti nuestra
naturaleza humana, como hijo tuyo verdadero, y que Tú eres, con
toda verdad, la MADRE DE DIOS.
“Confesamos, María, que Tú concebiste y
diste a luz a tu Hijo
Jesús virginalmente, y que después permaneciste siempre Virgen,
sin dar más cabida en tu corazón y en tu seno que al Dios de la
santidad.
Jesús virginalmente, y que después permaneciste siempre Virgen,
sin dar más cabida en tu corazón y en tu seno que al Dios de la
santidad.
“Profesamos, Virgen María, que el Hijo eterno de Dios se hizo
hombre en tu seno con previo consentimiento tuyo, pues
aceptabas consciente y libremente la maternidad virginal que Dios
te ofrecía, y te convertías así en la Nueva Eva y Madre Espiritual
de todos nosotros.
“Guiados por la doctrina de la Iglesia, creemos que, con la fe y
el amor de tu asentimiento, concurriste a la encarnación
redentora del Hijo de Dios, te consagraste por entero a la persona
y obra de Jesús, y con Él y en dependencia de Él, colaboraste
activamente a la obra de la Redención.
“Te proclamamos, Virgen María, como Asociada a la obra
salvadora de tu Hijo, en la que actuaste con tu obediencia, fe,
esperanza y caridad ardientes para la restauración de la vida de las
almas.
“Sostenemos, como revelado por Dios, que Tú, acabado el
término de tu carrera mortal, no pudiste quedar bajo el
imperio de la muerte, sino que, resucitada, fuiste en tu
Asunción elevada en cuerpo y alma al Cielo, asemejada en todo a
Jesucristo, vencedor de la muerte y del pecado.
“Afirmamos, con la fe de la Iglesia y el pensar de todos los
cristianos, que Tú, Virgen María, eres nuestra Abogada y
Medianera ante Dios, en dependencia de Jesucristo, el único
Mediador, y ejerces así una función maternal “que la Iglesia
experimenta y recomienda a los fieles, para que lleguemos y nos
unamos más íntimamente a Cristo”.
“Te reconocemos, Virgen María, como Reina del Universo,
exaltada por Dios sobre todos los ángeles y santos, por tu dignidad,
tu excelencia y la eficaz mediación ante tu Hijo.
“María, te proclamamos gozosamente Madre nuestra, porque
contribuiste eficazmente a restaurar la vida en las almas. Esa tu
maternidad, extendida a toda la Iglesia, la ejerces de continuo en la
regeneración y formación de los nuevos hijos de Dios, maternidad
que perdurará hasta la consumación de todos los elegidos.
“Virgen María, conocedores de tu excelencia tan singular y de
tu eficacísima intercesión maternal, profesamos la legitimidad
del culto que te tributa la Iglesia. Y reconocemos que nuestra
devoción a Ti es garantía y contraseña de la verdadera fe.
“Creemos, oh María, que al venerarte, amarte e invocarte
como Madre de Dios, nos alentamos en el afán de ser cada vez
más semejantes a Ti, Madre nuestra, purísima y llena de gracia.
“Esto creemos de Ti, querida Virgen Santísima, porque Dios nos
lo ha dicho y porque así nos lo enseña la Iglesia, guiada siempre
por el Espíritu Santo.
“Tú nos llevas a Cristo, y, Medianera con nuestro único
Mediador, por Ti y contigo estaremos en la eternidad feliz
gozando de tu amor de Madre en la gloria del Señor”.
Conocia este otro:
ResponderEliminarMADRE:
CREO EN TU AMOR, PORQUE ES TODO EN NUESTRA VIDA,
CREO EN TU HUMILDAD, ELLA NOS SACARÁ LA SOBERBIA Y NOS HARÁ HUMILDES.
CREO EN TUS CONSEJOS, QUE NOS HARÁ BUENOS Y GENEROSOS.
CREO EN TU FIDELIDAD A DIOS, PORQUE NOS HARÁ FIELES A NOSOTROS TUS HIJOS.
CREO EN TI QUE ERES LA LLAVE QUE NOS ABRIRÁ LAS PUERTAS DEL REINO DEL SEÑOR.
CREO EN TU REFUGIO, PORQUE EN TI LO ENCONTRAMOS.
CREO EN TI MADRE Y EN TU MANTO EXTENDIDO POR EL MUNDO, QUE VA COBIJÁNDONOS Y SALVÁNDONOS DE LA MUERTE.
AMÉN.
Existe una sociedad en la que cada miembro se compromete a decir, cada día, cincuenta blasfemias contra la Santísima Virgen María, en contraposición de la cual se ha publicado el siguiente:
ROSARIO DE ALABANZAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN DESAGRAVIO DE LAS BLASFEMIAS
OFRECIMIENTO
¡Oh María, Madre mía Inmaculada! Deseando desagraviarte de las ofensas que recibe tu purísimo Corazón, especialmente de las blasfemias que se dirigen contra Ti, te ofrezco estas alabanzas con el fin de consolarte por tantos hijos ingratos que no te aman, y consolar al Corazón de tu Divino Hijo a quien tanto ofenden las injurias dirigidas contra Ti. Dígnate, dulcísima Madre mía, recibir éste mi pobre obsequio; Haz que te ame cada vez más, y Mira con ojos de misericordia a esos desgraciados para que no tarden en arrojarse es Tus Maternales Brazos. AMÉN
Dígnate que te alabe, Virgen Sagrada. Dame virtud contra tus enemigos.
(*) Bendita sea la Excelsa Madre de Dios, María Santísima
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción
Bendita sea su Gloriosa Asunción a los Cielos
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre
Bendito sea su Corazón Inmaculado
Bendita sea su Pureza Virginal
Bendita sea su Divina Maternidad
Bendita sea su Mediación Universal
Benditos sean sus Dolores y Lágrimas
Benditas sean las gracias con que el Señor la Coronó como Reina de Cielos y Tierra
¡Gloria a María Hija del Padre, Gloria a María Madre del Hijo, Gloria a María Esposa del Espíritu Santo!.
(Desde el * se repite cinco veces, y al final se añade):
Madre mía, te Amo por los que NO te Aman, te Alabo por los que te Blasfeman, me entrego a Ti por los que no quieren Reconocerte por Madre.