Corazón Santísimo de Jesús, Vos, que con tan ardiente celo procurasteis siempre la gloria de Vuestro Eterno Padre y la salvación de las almas, en cuya empresa tuvisteis tan infatigable apóstol en este vuestro siervo P. Tiburcio Arnaiz, pues buscó vuestra gloria, su propia abnegación y el bien de las almas, haced que la Iglesia, nuestra Santa Madre, decrete pronto su culto, y le contemos en el número de los santos; y concédenos, por su intercesión, el favor que ahora te pedimos, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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