Para que nada suceda
que no deba suceder;
para que la luz de ayer
siga alumbrando mi rueda;
para que tu gracia pueda
dar a mi pulso vigor,
paciencia a mi malhumor
y dulzura a mi talante,
pon tu mano en el volante,
y conduce Tú, Señor.
CARLOS MURCIANO
No hay comentarios:
Publicar un comentario