En presencia de la Madre de Dios, del Ángel de mi guarda, de mis Patronos y de toda la corte celestial, yo me consagro, oh mi Jesús, con corazón sincero, a la Preciosísima Sangre con la que Tú redimiste al mundo del pecado, de la muerte y del infierno.
¡Sangre Preciosa de Jesucristo, sálvanos a nosotros y al mundo entero!
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