sábado, 14 de julio de 2018

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS (1)

¡Oh Madre mía santísima! ¿cómo es posible que teniendo yo una madre tan santa haya de ser tan malo? Una madre que toda arde en llamas de amor hacia Dios, ¿y que yo haya de amar a las criaturas? Una madre tan rica de virtudes, ¿y que yo haya de ser tan pobre? ¡Ah, amabilísima Madre mía! es verdad que no merezco yo ser hijo tuyo, porque me he hecho muy indigno con mi mala vida. Me contento con que Tú me aceptes por tu esclavo, y para ser admitido entre tus más viles esclavos, estoy pronto a renunciar a todos los reinos del mundo. Sí, me contento, pero, sin embargo, no me prohíbas el poder llamarte mi madre. Este nombre todo me consuela, me enternece y me recuerda la obligación en que estoy de amarte. Este nombre me anima a confiar mucho en Ti. Cuanto más me atemorizan mis pecados y la divina justicia, me siento lleno de ánimo pensando que Tú eres mi madre; permíteme, pues, que yo te diga ¡Madre mía, Madre mía amabilísima! Así te llamo, y así quiero siempre llamarte. Tú, después de Dios, haz de ser siempre mi esperanza, mi refugio y mi amor en este valle de lágrimas. Así espero morir, entregando en aquel último momento mi alma en tus manos diciendo: Madre mía, Madre mía María, socórreme, ten piedad de mí. Amén.

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