Oh glorioso san Agustín, tú fuiste un hombre sensual atormentado frecuentemente por los apetitos y deseos naturales. Pero supiste encontrar tu camino hacia Dios por medio del fuerte deseo de vivir una rica vida espiritual y plena de sentido.
Ayúdame a ver las cosas como tú enseñaste, que Dios está presente en todos aquellos que con buena voluntad le buscan y en todos los que le aman como Él nos ama. Ayúdame a ver a través de mis deseos de Dios y ayúdame a ver el amor de Dios en todos mis deseos.
Te pido, san Agustín, que me ayudes a encontrar a Dios en todo lo que veo. Infunde en mi espíritu el deseo de conocer y amar a Dios con todo mi corazón. Amén.
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