Rosa y Reina del Perú, encendida en el amor a Dios y a la fe, te apartaste del mundo y te entregaste a Cristo en medio de admirables penitencias. Quisiste ser apóstol y llevar a todos los hombres hacia Jesús. Para ello renunciaste a tu hermosura y a tus atractivos humanos, mortificando tu cuerpo.Alcánzanos el camino de la verdadera vida para que lleguemos a gozar un día de los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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