Recibe, oh Espíritu Santo, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que te hago en este día, para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a tus divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a tus santas inspiraciones.
Oh, Santo Espíritu, dígnate formarme con María y en María según el modelo de tu amado Jesús.
Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.
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