Hoy el Señor nos dice que comamos y bebamos su Cuerpo y Sangre, alimento de la nueva Alianza. Por Cristo Jesús, Sumo Sacerdote, todos tenemos la oportunidad de ofrecer el sacrificio espiritual y convertirnos en lo que comulgamos. Seamos buenos y confiemos siempre en Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 14, 12a. 22-25
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Día 23: Como decía san Luis Mª Grignon de Monfort: «Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, encuentra a María en un alma, vuela allá, entra en ella de lleno y se le comunica abundantemente». Te ofrezco: repetir durante el día la jaculatoria: «Ven, Espíritu Santo».
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