En el bicentenario del nacimiento de don Bosco (1815-2015)
Ríen hoy los más pequeños,
como ríen los almendros
cuando Primavera llega
y ven cumplidos sus sueños.
Ríen también los mayores
y es sonrisa que, allá adentro,
en la enseñanza de Bosco
tiene su fuente y su centro.
Y, sobre todo, los jóvenes
ríen, porque su maestro
les señala un porvenir
jubiloso, aun con esfuerzo.
Todos hoy, por él unidos,
girando en el mundo entero,
ríen, cantan,juegan, rezan
y trabajan con su ejemplo.
Juan Bosco, bicentenario,
brilla en azul firmamento
y, a la luz de su figura,
el mundo parece nuevo.
Pues su doctrina de amor
y de templanza y esfuerzo
sigue perenne; y es faro
para un mundo que anda ciego.
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