lunes, 21 de agosto de 2023

NUESTRA SEÑORA DE KNOCK (IRLANDA)


Hace 144 años, un 21 de agosto de 1879, la Virgen María tuvo una aparición especial junto a San José, que dio origen a la devoción mariana de Nuestra Señora de Knock, en Irlanda.

La aparición ocurrió una sola vez y fue vista por 15 personas, entre ellas un niño de 5 años de nombre John Curry, el menor de todos los que presenciaron el hecho.

En su testimonio ante la primera comisión de investigación que se estableció en 1879, solo seis semanas después de la aparición, el pequeño John dijo que vio bellas imágenes de la Virgen y San José; y que escuchó a los otros hablar de ellas.

En un artículo del Catholic Herald se señala que otro de los videntes, Patrick Hill, que en ese momento tenía 11 años de edad, describió que John le pidió alzarlo para que pudiera “ver a los grandes bebés, como les llamó a las imágenes”.

En la carta que escribió a la comisión que se instaló años después en 1936, Curry detalló que recordaba haber visto a San Juan con un libro, y que otra vidente, Bridget Trench, trató de besar los pies de la Virgen.

Cuando ya siendo adulto compareció ante los investigadores para explicar lo que vio 58 años antes, Curry explicó que las imágenes estaban vivas pero no hablaban y que la Virgen estaba vestida de blanco.

John Curry y el resto de videntes vivieron una vida austera, sencilla y en el anonimato. De hecho, en varios de los recuentos históricos de la aparición de 1879, Curry no es mencionado.

La aparición

El 21 de agosto de 1879, la Virgen María, San José, el cordero pascual y San Juan Evangelista aparecieron envueltos en una brillante luz en la iglesia parroquial de Knock. Quince personas de entre 5 y 74 años de edad fueron testigos del hecho.

La aparición comenzó alrededor de las 8:00 p.m. La Virgen tenía un largo vestido blanco. Sus manos y ojos se elevaban hacia el cielo como si elevara una oración.

Sobre su cabeza tenía una brillante corona y en el lugar donde esta se ajustaba a la frente había una rosa. A la derecha de la Virgen estaba San José, con la cabeza inclinada y virada ligeramente hacia ella. Vestía una túnica blanca.

A la izquierda de la Virgen estaba San Juan Evangelista, vestido como obispo, con un libro en su mano izquierda y con la mano derecha levantada como si estuviera predicando.

Junto a las figuras y un poco a la derecha, en el centro, había un altar grande y sencillo. Sobre el altar había un cordero mirando hacia el oeste y tras él se erguía una gran cruz. Los ángeles rodeaban al cordero durante toda la aparición.

Los quince videntes presenciaron la aparición durante dos horas mientras llovía y recitaban el Santo Rosario.

La aparición tiene un profundo simbolismo del libro del Apocalipsis. El cordero es Jesús. La cruz es donde se ofrece el cordero al Padre como sacrificio. El altar de la Misa es donde el sacrificio se hace presente.

Junto a la Cruz estaban María y San Juan. San José no pudo estar junto a la cruz pero ahora en el cielo ya la muerte no lo puede separar de la Sagrada Familia y los beneficios del sacrificio de Jesús.

Solo seis semanas después de la aparición, se estableció una comisión de investigación, creada por el Arzobispo de Tuam, Mons. John MacHale. Los quince testigos fueron examinados y la comisión reportó que el testimonio de todos, tomados juntos, era confiable y satisfactorio.

En 1936 se creó otra comisión ante la cual comparecieron los tres videntes sobrevivientes: Mary O'Connell (Mary Byrne), Patrick Byrne y John Curry. Los tres confirmaron sus declaraciones originales de muchos años atrás.

Cuando la comisión anunció su reporte, miles de enfermos fueron llevados a Knock y los periódicos locales reportaron muchas curaciones extraordinarias.

Entre los peregrinos ilustres que llegaron hasta el santuario irlandés están San Juan Pablo II, Santa Teresa de Calcuta y el Papa Francisco en 2018, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias en Irlanda.

Un millón y medio de peregrinos lo visitan anualmente. 


ORACIÓN

Nuestra Señora de Knock, reina de Irlanda, le diste esperanza a tu pueblo en un momento de angustia y los confortaste en el dolor. 
Has inspirado a innumerables peregrinos a orar con confianza a tu divino Hijo, recordando su promesa: "Pide y recibirás, busca y encontrarás". 
Ayúdame a recordar que todos somos peregrinos en el camino al Cielo. 
Lléname de amor y preocupación por mis hermanos en Cristo, especialmente aquellos que viven conmigo.
Consuélame cuando estoy enfermo, solo o deprimido.
Enséñame a participar cada vez con más reverencia en la Santa Misa.
Dame un amor más grande a Jesús en el Santísimo Sacramento.
Reza por mí ahora y en la hora de mi muerte. Amén.



No hay comentarios:

Publicar un comentario