Te pedimos, Padre de bondad, nos concedas seguir los ejemplos y consignas del obispo beato Agustín, para que, meditando asiduamente los misterios de la salvación, y entregados constantemente al servicio de la Iglesia, lleguemos a los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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