Oh, bienaventurado espíritu celestial, a quien la Divina Misericordia se ha dignado confiar el glorioso Reino de España, para que lo defiendas y custodies; postrados ante ti y en amorosa unión contigo damos al Señor humildes y fervientes gracias por haber tenido para con nosotros la misericordiosa providencia de ponernos bajo tu protección; contigo le alabamos y bendecimos y a su divino servicio rendidamente nos ofrecemos.
Acepta, Ángel Santo, estos piadosos cultos que a tu honor dedicamos, ilumina nuestras inteligencias, conforta nuestras voluntades, presenta al Señor nuestras plegarias avaloradas con las tuyas; defiéndenos del enemigo de nuestras almas, que también lo es, y muy feroz, de nuestra Patria; alcánzanos del Señor que saquemos fruto y provecho espiritual de estos cultos, que crezcamos en la veneración a ti, en tu amor y en la docilidad a tus enseñanzas y dirección para que defendidos, custodiados y regidos por ti sirvamos fidelísimamente a Dios en nuestra vida privada y pública; para que se salven muestras almas y las de nuestros compatriotas todos; para que España sea siempre el paladín de la Fe Católica y Dios Nuestro Señor la bendiga, prospere y glorifique. Amén.
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