¡Buenos días! En el Evangelio que escucharemos hoy Jesús nos llama a vivir en vigilancia, a estar preparados, pues no sabemos el día ni la hora de su regreso. La vigilancia que nos pide el Señor es como el repaso final que nos hace el maestro antes del gran examen. Nos llama a vivir con el corazón dispuesto, a amar, a perdonar, a ayudar, a ser testigos de su presencia en cada pequeña cosa de nuestra vida. Nos invita a recordar lo esencial de nuestra fe y a llevarlo a la práctica cada día.
Igualmente, la Jornada Mundial de los pobres nos recordará en quiénes tenemos que poner nuestra atención para no seguir siendo cristianos distraídos e indiferentes ante su presencia en ellos.
Seamos buenos y confiemos siempre en Dios. Que Él te bendiga -
Texto del Evangelio (Mc 13, 24-32): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En aquellos días, después de la tribulación aquella, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y los astros estarán cayendo del cielo, y las fuerzas que hay en los cielos serán sacudidas. Entonces, verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará a los ángeles, y congregará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde la extremidad de la tierra hasta la extremidad del cielo. De la higuera aprended la semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y brotan las hojas, conocéis que el verano está cerca; así también, cuando veáis suceder todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. En verdad, os digo, la generación esta no pasará sin que todas estas cosas se hayan efectuado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas en cuanto al día y la hora, nadie sabe, ni los mismos ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre».
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