Buenos días. Las lecturas de este sábado por la mañana nos acercan al gran misterio de la Salvación. El evangelio es hoy cumplimiento de la promesa que Dios había hecho ya en el Antiguo Testamento, la virgen dará a luz al Mesías. Y así ocurre en el evangelio. Es algo que para el hombre es imposible, pero no para Dios. Las señales de la presencia de Dios en nuestra vida son gracia divina, pero no siempre somos capaces de entender sus señales. Queremos que Dios actúe en nuestra vida y nos transforme y todo se convierta en paz y alegría, pero ¿dejamos a Dios entrar en nosotros? María dijo Sĺ al plan de Dios, y nunca se arrepintió a pesar de no comprender todo lo que le tocaría vivir. ¿Y nosotros? ¿Qué le responderemos al plan de Dios? Seamos buenos y confiemos en Dios, que el hombre de manos inocentes y puro corazón entrará en su presencia.
ORACIÓN
Haz de mi lo que Tú quieras, Señor; que yo quiera ser como María.
Pero, aunque pretenda darte un sí, a veces el miedo me frena, en otras ocasiones estoy inseguro, también me dejo llevar por la comodidad o por lo que hace la mayoría y me escapo de tu camino.
Pero quiero decirte un sí rotundo: a tu forma de tratar a la gente, a tu sensibilidad para todos, a tu sencillez más total, a tu manera de servir, a intentar ser de los últimos, a cuidar a los más frágiles, a levantar a los caídos, a liberar a los angustiados, a poner alegría en los desanimados, a ilusionar a los deprimidos, a curar a los enfermos, a jugar como los niños y a cuidar la amistad contigo.
Señor, de verdad que sí, que quiero ser de los tuyos, que intente vivir a tu manera, aunque demasiadas veces se me olvide.
Llévame fuerte de tu mano y ayúdame a sentir la alegría de quienes se dejan amar y guiar por Ti, como María.
Así te lo pido. Así sea.
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