Señor mío Jesucristo, hijo verdadero del Eterno Padre, concédeme, te ruego, las disposiciones necesarias para que yo pueda asistir dignamente a este augusto sacrificio. Te lo ofrezco, Dios mío, en unión de la Iglesia para tributar a tu divina Majestad el supremo homenaje que te es debido, para darte gracias por todos tus beneficios, para satisfacer por todos mis pecados y alcanzar por tu divina misericordia la vida eterna. Amén.
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