Rezaba la Virgen
debajo de un laurel;
manos de paloma,
oración de miel.
En esto, del cielo,
llegó San Gabriel,
bañado de estrellas
y muerto de sed...
-¡Dios te salve!-dijo
el Ángel Gabriel-.
De parte del cielo
traigo este papel.
El papel decía:
"Niña del laurel,
bendito es el fruto
de tu vientre. Amén."
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