jueves, 13 de abril de 2017

VÍA CRUCIS

En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Nosotros, cristianos, somos conscientes de que el vía crucis del Hijo de Dios no fue simplemente el camino hacia el lugar del suplicio. Creemos que cada paso del Condenado, cada gesto o palabra suya, así como lo que vieron e hicieron todos aquellos que tomaron parte en este drama, nos hablan continuamente. En su pasión y en su muerte, Cristo nos revela también la verdad sobre Dios y sobre el hombre.

Ya desde la última cena con los discípulos, se va acercando el momento de la pasión: traiciones, soledad, negación, sufrimientos que ya estaban escritos por los profetas. La oración en el huerto de Getsemaní, la prisión de Jesús conducida por la traición de Judas, las negaciones de Pedro, injurias, burlas y maltratos, todo ello aceptado voluntariamente y sabiendo que le espera la clase de muerte que se daba a los malhechores, la muerte en la cruz que quedó dignificada por su amor.

I Estación: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.- 
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús, Hijo de Dios y por tanto Dios mismo, es condenado a muerte por hombres pecadores. Es el mayor sacrificio que puede hacer Dios para salvar a la humanidad y hacer que vuelva de nuevo a El. Primero le condenan los propios representantes de la religión, ante el Sanedrín, cuando Jesús reivindica su carácter mesiánico de un modo claro: "Te conjuro por Dios vivo a que me digas si eres tú el Mesías, el Hijo de Dios. Díjole Jesús: Tú lo has dicho. ... Ellos respondieron: Reo es de muerte."(Mt. 26, 63-66); después le condena el poder civil representado por Pilato, ante la petición del propio pueblo, a pesar de saber que su decisión no era justa: "Dijo el procurador: ¿y qué mal ha hecho?. Ellos gritaron más diciendo: ¡Crucifícale!. Viendo, pues, Pilato que nada conseguía, sino que el tumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre, diciendo: Yo soy inocente de esta sangre; vosotros veáis. ... Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se lo entregó para que le crucificaran." (Mt. 27, 23-26).

Padrenuestro.

II Estación: JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS.-   
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Después de haber sido condenado, azotado, escarnecido, Jesús tiene que cargar con un pesado madero para dirigirse al Calvario donde va a ser crucificado. Las espaldas llagadas, cubierto de heridas, con un haz de espinas sobre la cabeza, atado del cuello como oveja que va al matadero, sin apenas fuerzas para tenerse en pie: "Tomaron, pues, a Jesús, que, llevando su cruz, salió al sitio llamado Calvario…" (Jn. 19, 16-17). Jesús carga con una cruz que no es suya, porque es la cruz de nuestros silencios, de nuestros desprecios, de nuestros pecados.

Padrenuestro.

III Estación: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.-        
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús apenas puede andar, el dolor de las heridas y del peso de la cruz hacen que caiga al suelo empujado por el verdugo que le lleva atado del cuello. Así dice el profeta: "Voy encorvado y encogido; todo el día camino sombrío; tengo las espaldas ardiendo; no hay parte ilesa en mi carne" (Salmo 37, 7-8).

Padrenuestro.

IV Estación: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La Virgen María conocía las Escrituras, guardaba todo en su corazón. Ella sabía la horrible muerte que iba a tener su amadísimo Hijo: "... y una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones." (Lc. 2, 35). ¿Alguien es capaz de imaginar tanto dolor en lo más profundo del alma de María?, ¿Alguien puede comprender lo que sintió Jesús al ver sufrimiento de su Madre?.            
Padrenuestro.

V Estación: JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús, condenado a llevar su propia cruz, está ya tan exhausto, que los esbirros pudieron pensar que moría en el camino y cogen a Simón el cireneo que venía de los trabajos del campo y estaba mirando entre la muchedumbre para que le ayuda a llevar la cruz: "Echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron con la cruz, para que la llevase detrás de Jesús" (Lc. 23, 26).

Padrenuestro.

VI Estación: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La corona de espinas le produce dolorosas heridas; la sangre corre por su rostro y se le mete en los ojos mezclada con el polvo y el sudor. Dice la tradición que una valiente mujer llamada Verónica se apiada de El viéndole en tal estado y limpia con su pañuelo el rostro de Jesús cuya imagen queda impresa en el pañuelo. "... muchos se horrorizaban al verlo, porque estaba tan desfigurado que no parecía hombre ni tenía aspecto humano". (Isaías 52, 14).
Padrenuestro.

VII Estación: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús extenuado, apenas puede tenerse en pie; tropieza y cae otra vez entre las burlas de los soldados y los judíos, aquellos que pidieron su crucifixión. con la cruz a cuestas camino del Calvario.- La cruz que Tú me mandes. Y la lleva para que la nuestra sea menos pesada. Nos encontramos con la cruz y la rechazamos, a veces con arrogancia, sin darnos cuenta de que Jesús la ha santificado, y quiere que sea nuestra santificación.
"Fue, Él, ciertamente, quien soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, mientras nosotros le tuvimos por castigado, herido de Dios y abatido." (Isaías 53, 4).

Padrenuestro.

VIII Estación: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús se volvió a ellas y les dijo: "Hijas de Jerusalén no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos". (Lc 23, 28). El Señor nos dice: no llores por Mí, llora más bien por tí. Yo acepto la voluntad de mi Padre y muero por amor. Yo abrazo la muerte para que tengas vida, ¿hasta cuándo vas a despreciar mi misericordia?.

Padrenuestro.

IX Estación: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús, exhausto, cae en tierra por tercera vez poco antes de llegar a donde ha de ser crucificado, entre insultos le obligan a levantarse y seguir caminando."Siento palpitar mi corazón; me abandonan las fuerzas y me falta hasta la luz de mis ojos". (Salmo 37, 11). Señor que ofreces tu rostro misericordioso a quienes te matan, y todo por amor, por darnos un espíritu nuevo, como dice el profeta Ezequiel: "Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; os arrancaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne."

Padrenuestro.

X Estación: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

"Se repartieron sus vestidos, echándolos a suertes, para ver qué se llevaba cada uno" (Mc. 15, 24). Más dolor aún, al arrancarle las vestiduras pegadas a las heridas y dejarle desnudo ante el populacho. Dice el Salmo 22: « Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados». ¡Qué dolor tan inmenso sentiría tu Madre al verte de aquella manera!

Padrenuestro.

XI Estación: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Jesús es tendido en la cruz, y atraviesan sus manos y sus pies, miembros llenos de nervios, músculos y venas, que son los más sensibles al dolor, con gruesos clavos produciéndole un inmenso dolor. "Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron" (Lc. 23, 33). En el monte Calvario crucifican a Jesús, como un malhechor, como un bandido. Es el precio de nuestra redención. Abre sus brazos y quiere estrechar con ellos a todos los hombres, para decirles hasta dónde llega el amor de Dios.     
Padrenuestro.

XII Estación: JESÚS MUERE EN LA CRUZ.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

"Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la región hasta las tres de la tarde. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por medio. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: Padre, a tus manos confío mi espíritu. Y dicho esto, expiró." (Lc. 23, 44-46). Todo se ha cumplido. Si el grano no cae en tierra y muere, no da fruto. Acepto la muerte que quieras enviarme; sea para tu gloria Señor, y que rendido a tu voluntad, con el último latido de mi corazón te ame.      
Padrenuestro.

XIII Estación: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

José de Arimatea y Nicodemo le bajan de la cruz y le ponen en brazos de su Madre; la Virgen María lo abraza con inmenso amor. "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", dice el Señor; pero a aquellos que más ama les presenta más duro el camino y más silenciosa la verdad. Aunque Ella sabe muy bien que los judíos no le quitaron la vida sin el propio consentimiento, pues recordaría las palabras de su Hijo: "Yo doy mi vida; nadie me la quita sino que Yo mismo la doy de mi propia voluntad..." (Jn. 10, 18), y Ella acepta que la entregue voluntariamente aunque eso le causa un inmenso sufrimiento. Pero ese dolor, Santísima María, se tornará en poder, y esas lágrimas en dones. Ruega por nosotros Madre nuestra.     
Padrenuestro.

XIV Estación: JESÚS ES SEPULTADO.-

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.      
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

"... tomando el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio sepulcro... " (Mt. 27, 59). Pagaste por nuestros pecados. A precio de cruz nos compraste el cielo. Jesús es enterrado y la tumba sellada. Todo se ha consumado. Terminó tu sufrimiento; y tus enemigos pensaron que con ello habían acabado con Jesús definitivamente… ¡Pero Jesús resucitó!… y la oscuridad del sepulcro se convirtió en la luz del universo… y la sombra de la Cruz llena el mundo entero… con su muerte real, Jesús nos da vida real… ¡y eterna!, alabado sea Dios. De tu muerte ha nacido la resurrección y la gloria, y ese camino de la cruz que Tú recorriste en el primer Viernes Santo del mundo, seguirá siendo recorrido hasta el fin de los siglos.

Padrenuestro.

Oremos: Señor Jesucristo, tú nos has concedido acompañarte, con María tu Madre, en los misterios de tu pasión, muerte y sepultura, para que te acompañemos también en tu resurrección; concédenos caminar contigo por los nuevos caminos del amor y de la paz que nos has enseñado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

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