domingo, 23 de abril de 2017

YO SÉ QUIÉN ES

Era una mañana agitada aquel día en que un caballero, que tenía alrededor de 80 años, se presentó para que le quitaran los puntos de una herida en su pulgar. Manifestó que estaba apurado porque tenía una cita a las nueve.
Le dije que tomara asiento, sabiendo que debería esperar más de una hora para que alguien pudiera atenderlo. Lo observé mirando su reloj y decidí que, como no estaba ocupada con otro paciente, lo atendería yo misma. Mientras me ocupaba de su herida, nos pusimos a conversar. Le pregunté si tenía turno con el médico esa mañana ya que estaba tan apurado. El caballero me dijo que no, que debía ir al asilo de ancianos a desayunar con su esposa. Entonces, le pregunté por su salud. Me dijo que ella estaba allí desde hacía un tiempo y que padecía Alzheimer.
Mientras hablábamos y yo terminaba de vendarle la herida, le pregunté si ella se preocuparía al ver que él llegaba un poco tarde. Me contestó que ella ya no sabía quién era él, que hacía ya cinco años que no lo reconocía. Me sorprendí y entonces le pregunté: “¿usted todavía va todas las mañanas aunque ella no sepa quién es?”
Me sonrió mientras daba una palmada a mi mano y me dijo: “Ella no me conoce, pero yo todavía sé quién es ella.” Tuve que contener las lágrimas al verlo partir.

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