1.- El plan de Dios comienza antes del nacimiento
La Biblia pinta un hermoso retrato del delicado trabajo de Dios en el vientre materno. Somos amados por Él, que tiene un plan para cada uno de nosotros incluso antes de nuestro nacimiento.
Uno de los muchos bellos retratos de esto en la Biblia es cuando Juan el Bautista "brincó dentro del vientre de su madre" apenas escuchó el saludo de María.
La Biblia da innumerables ejemplos del llamado único de Dios en la vida de una persona desde antes de su nacimiento.
"Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía" (Jeremías 1, 5).
2.- La vida comienza en la concepción
La Biblia alude a esto de muchas maneras. Una cita bíblica hace referencia al padre (no a la madre) siendo el que "da vida", lo que es una referencia directa al momento de la concepción siendo el comienzo de la vida y no el momento del nacimiento.
"Escucha a tu padre, al que te engendró, y cuando envejeciere tu madre no la desprecies" (Proverbios 23, 22).
3. El aborto es asesinato
El aborto causa dolor físico al niño no nacido y literalmente detiene un corazón que late. El fin de un latido marca una muerte. Si hay latido hay vida.
Incluso en la Biblia matar intencionadamente o involuntariamente a un "feto" (provocar un aborto) era una ofensa criminal. El el Antiguo Testamento causar la muerte o lastimar seriamente a una mujer embarazada o a un niño no nacido era castigable con la muerte.
"Si en riña de hombres golpeare uno a una mujer encinta haciéndola parir y el niño naciere sin más daño, será multado en la cantidad que el marido de la mujer pida y decidan los jueces; pero si resultare algún daño, entonces dará vida por vida" (Éxodo, 21, 22-23).
4.- Cada vida es preciosa para Dios
En algunos casos el aborto se convierte en un modo de reproducción selectiva. Ponemos fin a las vidas que no encajan con nuestras preferencias culturales. Por ejemplo, niños con síndrome de Down son abortados en tasas alarmantes.
La Biblia nos enseña que Dios valora la santidad y la belleza de cada vida humana y nosotros deberíamos hacer lo mismo.
"Porque tú formaste mis entrañas, tú me tejiste en el seno de mi madre. Te alabaré por el maravilloso modo en que me hiciste. ¡Admirables son tus obras! Del todo conoces mi alma" (Salmos 139, 13-14).
5.- Defender a los bebés no nacidos
Es nuestra total responsabilidad defender a los bebés no nacidos. El aborto no es un tema político, sino una atrocidad moral y nosotros deberíamos tomar acción para defender la causa del no nacido. Seremos responsables ante los ojos de Dios por lo que hicimos (o no hicimos) cuando tocaba defender los derechos del no nacido.
Cuando valoramos las vidas de los no nacidos valoramos la humanidad misma. Cuando permanecemos en silencio estamos abandonando una parte de nuestra propia humanidad en el proceso.
"Abre tu boca por el mudo y defiende al desvalido" (Proverbios 31, 8).
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