Una alumna de un colegio faltó a clases durante una semana y una compañera empezó a decir que no asistía porque estaba embarazada y se estaba practicando un aborto.
La maestra escuchó los comentarios, llamó a la muchacha a su despacho y le dijo: "Por favor, tráeme un vaso de agua bien lleno". La estudiante se lo trajo y la maestra le pidió que tirara toda el agua al suelo. La muchacha titubeó, pero al final obedeció. La maestra le pidió después que recogiera el agua y la pusiera en el vaso. "No se puede", dijo la alumna, y la maestra insistió en que lo hiciera. La alumna, con paños y servilletas, recogió todo lo que pudo y así llegó a llenar medio vaso de agua sucia. La maestra le dijo a la alumna: "Así es como ha quedado la fama y el honor de tu compañera. Aun cuando quieras reparar el mal que has hecho, no podrás hacerlo. Tu compañera faltó a clases porque estaba en el entierro de su padre, que falleció hace unos días".
Con cuánta facilidad hablamos sin saber verdaderamente la realidad de las cosas y sobre todo desconociendo la esencia sagrada misma de las personas que nos rodean. ¡Qué inconsciencia tan grande hacernos eco de rumores malsanos y destructivos! Seamos más humanos, seamos más personas...
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